Miguel Nárdiz
Socio responsable de Función Financiera
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COVID-19 PwC CFO Pulse Survey
En PwC queremos saber qué piensan los directores financieros sobre el impacto del COVID-19 y cómo están reaccionando. Por eso, durante la semana del 9 de marzo, encuestamos a medio centenar de directores financieros de EE.UU. y México y seguiremos haciéndolo, cada dos semanas, incorporando a directivos de otros países, para ver cómo evolucionan sus opiniones y prioridades.
La posibilidad de que el COVID-19 nos conduzca a una recesión económica mundial es la principal preocupación de los CFOs encuestados. Le sigue la inquietud sobre el impacto que el incremento de las medidas sin precedentes que se están tomando para evitar la propagación de virus pueden tener en la confianza de los consumidores, en las operaciones financieras y en la productividad de los empleados.
Más de la mitad (54%) de los encuestados asegura que la pandemia tendrá un efecto ‘significativo’ en sus operaciones comerciales, mientras que el 34% señala que este impacto se limitará a regiones geográficas específicas, pero están siguiendo de cerca la evolución de la situación.
Las empresas están dando prioridad a la salud y la seguridad de sus trabajadores, al tiempo que potencian sus capacidades para teletrabajar y para mantener a las personas conectadas de manera segura y sostener, así, sus proyectos en marcha. No obstante, la crisis está mostrando algunas lagunas en materia de infraestructuras y en aspectos como el upskilling digital, la disposición de ancho de banda y la ciberseguridad, por lo que es probable que se incrementen las inversiones en transformación digital.
Posible recesión mundial
Disminución de la confianza de los consumidores, reducción del consumo
Impacto financiero, incluidos los efectos sobre los resultados, sobre la la liquidez y los recursos de capital
Efectos en los empleados/reducción de la productividad
Efectos en la cadena de suministro
Falta de información para la toma de decisiones
Ausencia de un plan de emergencias de la compañía, completo y probado.
Dificultades de financiación
La encuesta concluye que es bastante probable que la suspensión de la actividad económica a gran escala repercuta en los resultados de un amplio grupo de empresas de EE.UU. y México. Cuando se les preguntaba sobre los posibles impactos en los ingresos y/o beneficios de este año, el 58% de los responsables financieros esperan una caída; mientras que el 40% dice que es muy difícil de hacer una estimación en estos momentos (hay que tener en cuenta la rapidez de propagación del virus y la fecha en la que se realizó la consulta). Los encuestados también están considerando cómo gestionar la comunicación con los inversores. A 6 de marzo, 71 de las 500 compañías que conforman el índice S&P habían comunicado unos resultados, correspondientes al primer trimestre del año, por debajo de las expectativas, mientras que 33 lo hizo por encima de ellas, según FactSet.
Las perspectivas de los directores financieros podrían cambiar rápidamente (y seguramente están cambiando) a medida que más empresas sean capaces de cuantificar los impactos en su actividad comercial. La situación es tremendamente variable en EE.UU y en todo el mundo. El pasado 4 de marzo, la SEC (Securities and Exchange Commission) emitió una comunicación en la que daba una ampliación de 45 días a las compañías afectadas por la crisis en sus obligaciones de información que, de otra manera, deberían haberse realizado antes del 30 de abril. El organismo está monitorizando de cerca la situación y ha indicado que podría extender este período de tiempo o proporcionar un tiempo adicional, si las circunstancias lo justifican. Es importante señalar que la encuesta se produjo antes de que la volatilidad de los mercados se intensificara.
Con estos datos, prevemos un aumento significativo del número de empresas que realicen una planificación de distintos escenarios en el ámbito financiero y de tesorería. Todo ello mientras tratan de hacer una estimación de los efectos del COVID-19. Hay modelos que están siendo revisados para incorporar los impactos económicos de pandemias pasadas, incluyendo el SARS y el MERS en la década de 2000, así como brotes en 1968 y 1918. Las revisiones refuerzan la preocupación sobre un incremento en la frecuencia de pandemias en el futuro. Además, se observa cómo algunas empresas también han intensificado la coordinación con proveedores y socios comerciales estratégicos para compartir información y mejorar sus modelos financieros.
Por otra parte, ante la pregunta de si a consecuencia del COVID-19 van a variar sus resultados, el 48% afirma que sí y el 8% sostiene que estas variaciones serán "significativas".
La mayoría de los directores financieros creen que si la pandemia del COVID-19 finalizara inmediatamente, sus negocios podrían volver a la normalidad en menos de tres meses. Las empresas más optimistas sobre la resolución de la epidemia se están centrando en soluciones a corto plazo para gestionar las interrupciones de la actividad, en lugar de soluciones a más largo plazo, con implicaciones estratégicas. Asimismo, están evaluando medidas de contención de costes, como planes para frenar los gastos discrecionales. Sin embargo, si las condiciones continúan deteriorándose, esperamos ver un retroceso la inversión de las compañías, a medida que las empresas cambien de estrategia.
Los encuestados consideran que los efectos del COVID-19 en los hábitos de comportamiento de los consumidores son difíciles de predecir, pero algunas empresas ya están actualizando sus estrategias ante los cambios temporales -y potencialmente permanentes- de algunos mercados o modelos de negocio. La crisis ha llevado a algunas compañías a dar a sus clientes un acceso "sin límites" a sus servicios, ya sea al consumidor directo, a través del comercio electrónico o en las propias tiendas.