La contribución social de las grandes empresas españolas asciende a 592.791 millones de euros

Los ingresos de las 40 mayores compañías nacionales se redistribuyen, principalmente, en la adquisición de bienes y servicios a proveedores (416.347 millones de euros), en aportaciones a las arcas públicas (92.291 millones de euros) y en la remuneración a empleados (44.851 millones de euros).

La contribución social de las cuarenta mayores empresas españolas a sus grupos de interés (empleados, proveedores, Administraciones Públicas, etc.) y a la sociedad en general, ascendió a 592.791 millones de euros en 2024. Así lo señala el tercer informe sobre Cash Flow Social agregado de la gran empresa española elaborado por la Fundación PwC y la Fundación CEOE. El estudio, que ha sido presentado hoy en un acto que ha contado con la participación de Antonio Garamendi. presidente de CEOE; Fátima Báñez. presidenta de la Fundación CEOE; Ana Peláez, presidenta de la Fundación PwC; Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, y Francisco González Fernández-Mellado, socio de PwC Tax & Legal.

El documento destaca la importante contribución que realizan las grandes compañías nacionales a la sociedad. Para ello, calcula el Cash Flow Social agregado de las 40 principales empresas españolas, una métrica que permite evaluar la distribución de la riqueza creada entre los distintos grupos de interés y en la sociedad en su conjunto. Los ingresos que estas compañías obtienen se distribuyen en salarios, compras a proveedores, tributos, financiación y retribución al accionista y en otras partidas, generando una aportación directa al Producto Interior Bruto (PIB).

Para calcular el Cash Flow Social agregado se ha seleccionado como muestra a las 40 principales compañías españolas por importe neto de su cifra de negocio y se ha utilizado información empresarial y pública correspondiente al ejercicio 2024. Por razones metodológicas, no se incluye en la selección a las compañías del sector financiero y asegurador.

El informe sostiene que los ingresos generados por la gran empresa española, principalmente, se han redistribuido para emplearse en un 70,2% para la adquisición de bienes y servicios a proveedores (416.347 millones de euros), en un 15,6% para las aportaciones a las arcas públicas (92.291 millones de euros) y en un 7,6% para la remuneración a empleados (44.851 millones de euros), entre otros conceptos.

De todos los sectores de actividad, el principal agente beneficiado son los proveedores y prestadores de servicios. La cadena de suministro, compuesta principalmente por pequeñas y medianas empresas (pymes), resulta el principal receptor del valor económico directo distribuido de la gran empresa española; seguido de los pagos a las administraciones públicas, de los cuales 35.108 millones de euros (38%) corresponden a tributos propios pagados (soportados), que suponen un coste directo para la misma y 57.183 millones de euros (62%) corresponden a tributos de terceros (recaudados) por la actividad económica generada por las empresas. Esto significa que, por cada 100 euros de pagos a las administraciones públicas, 38 euros corresponden a tributos propios y 62 corresponden a tributos de terceros.

En cuanto a los pagos a empleados (44.851 millones de euros), resulta relevante señalar que esta partida no incluye los impuestos asociados al empleo pagados por la gran empresa española (25.056 millones de euros), dado que se han integrado en la partida de pagos a las administraciones públicas. Si se contemplase en esta partida los pagos a la Seguridad Social y las retenciones por IRPF o equivalentes pagadas en nombre de los empleados los pagos a los empleados que realizan las 40 mayores empresas españolas ascenderían a 69.907 millones de euros.

Asimismo, el informe destaca que la gran empresa española emplea, de manera directa para realizar su actividad en los distintos territorios en los que opera, a más de 1.412.666 trabajadores, siendo el valor económico generado por empleado de 419.626 euros.

Adicionalmente, el informe refleja la inversión que realizan este tipo de compañías en proyectos de Responsabilidad Social Corporativa, contribuciones a asociaciones benéficas, ONGs, institutos de investigación (no relacionados con I+D), fondos para apoyar las infraestructuras de la comunidad o los costes directos de sus programas sociales. Se estima que, en 2024, la gran empresa española realizó aportaciones a entidades sin ánimo de lucro por más de 423 millones de euros entre las que se incluyen tanto aportaciones monetarias como aportaciones en especie.