En 2020, tanto en el sector doméstico como en el industrial, la carga fiscal en la factura eléctrica era siete veces mayor en la Unión Europea que en Estados Unidos. Durante la crisis energética, esta diferencia se redujo gracias a las medidas adoptadas por los países europeos, no obstante, la carga fiscal siguió siendo sustancialmente más alta en Europa. Tras la crisis, y con la normalización progresiva del entorno energético, la fiscalidad en Europa ha vuelto a niveles elevados, situándose en 2024 en un valor seis veces superior al de Estados Unidos. Esto confirma que la fiscalidad es un factor clave en la desventaja competitiva europea frente al mercado estadounidense.
La estabilización de los precios energéticos en Europa tras la crisis ha conllevado una retirada gradual de las medidas transitorias para mitigar estos precios. Como resultado, la mayoría de los países europeos están recuperando los niveles de presión fiscal previos a la invasión de Ucrania, lo que está absorbiendo parte de la mejora competitiva obtenida gracias a la reciente bajada de los precios energéticos.