Los nuevos riesgos y la debilidad económica de la UE ponen de manifiesto la necesidad de simplificar el modelo de regulación de la banca europea

  • Nota de prensa
  • 28/05/25
  • El capital, como principal herramienta de prevención de crisis, no tiene en cuenta todo el abanico de riesgos actuales -liquidez, blanqueo de dinero, ciberriesgos, tecnológicos o medioambientales-, a los que se enfrentan los bancos.
  • Desde la situación previa a la crisis de 2008, la exigencia de capital de la banca europea se ha más que triplicado cuando la tasa de morosidad ha caído de forma pronunciada en la última década.
  • La complejidad y la profusión regulatoria, además de complicar la gestión de las entidades financieras, por lo que supone en recursos humanos y económicos, dificulta el papel de la banca como dinamizador de la economía europea.
  • El estudio plantea un conjunto de medidas para paliar la situación.

La fragilidad del crecimiento económico en la Unión Europea y los nuevos riesgos emergentes hacen necesario revisar y simplificar el actual modelo de regulación y supervisión bancaria. Esta es una de las principales conclusiones del informe Regulación y supervisión bancaria: hacia la simplificación, elaborado por PwC, y que se ha presentado hoy en un acto que ha contado con la participación de Carla Díaz Álvarez de Toledo, directora general del Tesoro y Política Financiera, Montserrat Martínez Parera, asesora del Gobernador del Banco de España, María Canal, portavoz de la Comisión Europea en España, y directivos de la Asociación Española de Banca (AEB), y de CECA.

El estudio concluye que el actual marco regulatorio y supervisor, nacido de la crisis financiera de 2008, no es hoy en día el más adecuado para afrontar los retos de la banca y de la economía europea en su conjunto. En primer lugar, porque el capital, como principal herramienta de prevención de crisis, ignora que el abanico de riesgos a los que se enfrentan los bancos ha evolucionado. Los riesgos financieros más tradicionales, como el de crédito, que están cubiertos directamente por el capital, no son en la actualidad la principal amenaza para la estabilidad de la banca. Son otros como el blanqueo de dinero, los ciberriesgos, la liquidez, o los tecnológicos y medioambientales, frente a los cuales los colchones de capital no son eficaces. Si tomamos como referencia la situación previa a la crisis de 2008, la exigencia de capital, titular y suplente (MREL), de la banca europea se han más que triplicado cuando la tasa de morosidad ha caído de forma pronunciada en la última década.

La segunda causa es que la complejidad y la profusión del cuerpo normativo al que contribuyen, entre otras cosas, la complejidad institucional en Europa – multitud de autoridades europeas reguladoras y supervisoras-, sitúa a las entidades financieras en una situación de desventaja competitiva respecto a las de otras jurisdicciones. En especial con las de Estados Unidos, que ya ha iniciado un proceso de desregulación del sector, que podría llegar a ensanchar la desventaja competitiva de los bancos europeos. Esta sobreregulación, además de complicar la gestión de las entidades financieras, por lo que supone en recursos humanos y económicos, dificulta el papel de la banca como dinamizador y canalizador de la inversión de la innovación de la economía europea.

Frente a estos dos graves problemas, el informe plantea un conjunto de medidas, necesarias y posibles, que enumeramos a continuación:

  • Anunciar el fin de los requerimientos de capital crecientes, mientras perdure la situación actual, aunque se mantenga una exigencia de capital mínima específica para cada entidad. Esta medida ayudaría a recuperar la cotización en bolsa de la banca europea que, en la actualidad, se sitúa por debajo de su valor contable.
  • Cambiar el foco del modelo supervisor para sustituir la presión sobre el capital por medidas de carácter cualitativo más apropiadas para dar respuesta a riesgos como los de resiliencia operativa, medioambientales de liquidez o de blanqueo de dinero.
  • Simplificar y hacer más eficiente el marco normativo, tanto en materia de regulación como de supervisión. Por ejemplo, con la puesta en marcha de medidas para agilizar y racionalizar las obligaciones de información o para facilitar las operaciones de titulización.
  • Ampliar el rango de objetivos de los supervisores europeos, a semejanza de lo que ha hecho el Banco de Inglaterra desde 2023, añadiendo los de competitividad y crecimiento. Esta formulación permitiría reorientar el marco regulador y supervisor, hasta ahora concentrado en la estabilidad financiera, y adaptarse a la realidad del sector y a las necesidades de la actividad económica. 

“Creemos que es necesario abrir un debate sobre la actual situación del marco regulatorio y supervisor europeo. La complejidad y el exceso normativo al que están sometidas las entidades financieras europeas restringen su capacidad para competir a nivel internacional y, lo que es más importante, les impide financiar adecuadamente las actividades productivas en un contexto macroeconómico y geopolítico muy exigente”.

Álvaro Benzo,socio responsable de la Unidad de Regulación Financiera y Riesgos de PwC

Regulación y supervisión bancaria:

hacia la simplificación

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Fernando Natera

Responsable de Comunicación Externa, PwC España

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