Hasta hace poco, aspectos como el cambio climático, la ciberseguridad o la salud y seguridad no formaban parte de la agenda de los Consejos de Administración. En este sentido, la Encuesta Mundial de CEOs de PwC del año 2016, señalaba que sólo el 10% de los directores ejecutivos de las firmas de gestión de activos y patrimonio estaban “muy preocupados” porque el cambio climático amenazara el crecimiento de sus empresas. Por el contrario, en la edición que se publicó en 2020, esta proporción aumentó al 25% y hasta un 62% de los encuestados manifestaron algún nivel de preocupación por el clima, estando igualmente preocupados por la disparidad de ingresos y la inestabilidad social. En los últimos doce meses, la salud y la seguridad de los empleados ha pasado a ser una prioridad estratégica. La materialización de la crisis motivada por la pandemia de COVID-19 ha obligado, de esta forma, a cuestionar el paradigma tradicional de la gestión empresarial, elevando la integración de los criterios ESG a uno de los principales retos que deben abordar, de forma prioritaria, las empresas en el mundo post-COVID. En este sentido, la pandemia está poniendo a prueba el papel de los Consejos de Administración de las empresas y su capacidad para dar respuesta a los retos tan disruptivos a los que se están enfrentado.